Firsts in Fantasy: Los Jardines de la Luna por Steven Erikson
Por BILL CAPOSSERE
Así que has esperado nueve años a que salga A Dance with Dragons y ahora que te lo has liquidado en tres días te fustigarías por haberlo devorado tan rápidamente al mismo tiempo que, desesperado, buscas algo que leer para hacer más soportable la espera de años hasta el próximo libro de Martin. ¿Que tal suenan diez libros, más relatos sueltos, más la promesa de una precuela? ¿Crees que eso te podría apaciguar? La serie se llama Malaz: Libro de los caídos, por Steven Erikson, y hay una serie de razones por las que deberías leer el primer libro: Los Jardines de la Luna.
- La serie empieza con Jardines de la Luna y acaba con el Dios Lisiado (publicado este año). Y sí… he dicho acaba y publicado este año.
- Empezamos en el medio de la historia. ¿Sabes quién más empezó su épica in media res? Homero, por decir alguien… ¿sabes cuanto tiempo la gente ha estado leyendo y releyendo esa obra? ¿Entiendes lo que quiero decir?
- Hay Dioses. Mira el punto dos.
- Hay no-muertos. Pero no del tipo ‘Oh no! Un tipo que quiere propagar la enfermedad de los no-muertos me ha mordido y no moriré nunca’. No. Estos tipos se convirtieron en no-muertos adrede para poder seguir luchando una guerra interminable y asegurarse de la completa y absoluta exterminación de su enemigo, aunque les tomase milenios. Bastante mejor que unos zombies vulgares y corrientes, ¿no crees?
- Una historia que te lleva a través del tiempo, de continentes, a través del plano de los mortales e immortales y que te cuenta los avatares de un imperio que ha conquistado a muchos pero ahora corre peligro de desmoronarse por su propio peso. En Jardines de la Luna nos encontramos con los intentos de un cuerpo de élite de ese Imperio Malaz (los Abrasapuentes) para conquistar una ciudad.
- Personajes que transcienden la vida. Por ejemplo Anomander Rake – Líder Tiste Andii milenario, cambiaformas poseedor de una espada consumidora de almas cuya fortaleza es una montaña voladora.
- Personajes reales como la vida misma. Los mejores personajes en esta serie no son Dioses, sino mortales que tienen que aguantar como pueden el día a día sin los beneficios de la immortalidad. Nadie refleja ese día a día como Erikson (bueno, quizás Glen Cook, lo admito) Y nadie refleja el día a día de los dioses tan bien tampoco: ‘No te metas en asuntos de mortales’, es una de las moralejas más claras que se reflejan de la historia. Nada de versión embellecida de los Grandes Hombres.
- El Gris está de moda. Los buenos hacen cosas malas. Los malos hacen cosas buenas. A veces, quien creías ser la encarnación del mal resulta ser un paladín de las virtudes (y viceversa).
- Un mundo en constante y cambiante flujo. Demasiadas sagas de Fantasía nos presentan un mundo estático o una historia cuya finalidad es volver a un status quo previo – por ejemplo el retorno de un rey. Aquí el mundo entero parece al borde del cambio. El Imperio está al borde del torbellino, lealtades del pasado se ven puestas a prueba, viejos dioses se despiertan del sueño, nuevos dioses/ascendentes entran en la batalla de poder, alianzas se forjan y se rompen, amigos y enemigos cambian con el paso de los días, razas ‘extintas’ re-aparecen, immortales mueren, nuevas extrañas criaturas son creadas. No des nada por sentado, ni siquiera la muerte.
- Personajes complejos de verdad. No ese tipo de ‘complejidad’ que pretende ser opaca pero es eventualmente explicada de forma convincente y que premia nuestro maltrecho ego. Complejidad del tipo que engloba contradicción y confusión. Como la gente real, los personajes de Erikson cambian de parecer y proceder, de personalidad, tienen motivaciones cuestionables o motivaciones que no se explican claramente durante los libros. La mayoría de nosotros, seamos sinceros, no sabríamos que decir si nos preguntasen si realmente conocemos a gente más allá de los que nos son más cercanos. ¿Por qué esperamos, entonces, comprender a todos los personajes de una saga?
- Un sentido del tiempo permeable. Acciones pasadas (días, semanas, años, siglos o milenios atrás) tienen repercusiones cuyos ecos reverberan hoy en día. Mitos, cuentos e historias antiguas son consecuentes, tanto da si son verdaderas o pura bulo. Aquellos a quien se creía muertos y extintos, aparecen de nuevo. Civilizaciones, culturas, razas, dioses, religiones y, por supuesto, Imperios se crean y destruyen dejando atrás historias, mitos, trazos de poesía, extraños artefactos, montañas voladoras, ríos de hielo. Y Erikson juega perfectamente con la noción de un paso del tiempo completamente debilitado por la quasi o verdadera immortalidad o por la maldición del olvido.
- Grandes ideas: La influencia del relato y el mito. Lo que significa ser humano. Los beneficios de la civilización y si éstos son mayores que la parte negativa de ella. Cómo nos tratamos unos a otros y al mundo que nos rodea. Esclavitud en toda y cada una de las formas que puedas imaginar, literal y metafóricamente. El impacto de la elección de un individuo en un universo indiferente, o en otros. El poder de la compasión y la empatía. El horror de la absencia. Medio Ambiente. Imperialismo. Iniquidad. Medios contra resultados. Cultura aborigen. El poder de la religión (o de la creencía en general). Como soportar llegar a la conclusión de que vivimos en un mundo en el que todo se filtra a través de un punto de vista limitado.
- Tecnicamente estimulante y llena de riesgo: Múltiples puntos de vista limitados. Estructura no lineal. Narrativa entrelazada. Narradores falibles. Gran diversidad de voces. Multiples niveles y arcos que se enrevesan. Uso de símiles, metáforas, poesía, ecos de imagenes y lenguajes, epígrafes, etc… Un increíble talento para dejar pistas y dejar entrever cosas que podrán ser o pasar. Más que ninguna otra saga que haya leído, ésta recompensa la relectura. De hecho, casi te obliga a ella.
- Humor con mayúsculas, (no tanto en este primer volumen como en posteriores) pero humor en todas sus vertientes: ‘slapstick’ o bufonesco, surrealista, seco, situacional, irónico, de juegos de palabras, …
Jardines de la Luna no está exenta de fallos. Sin embargo es una lectura cautivadora y estimulante que desafía las ideas preconcebidas del lector sobre fantasía. También desafía su tolerancia a la ambigüidad, confusión, complejidad, a aguantar preguntas sin contestar, dislocación, incertidumbre y fluidez. En otras palabras, desafía las ideas del lector confrontándolas con la cruda realidad. También nos cuenta una muy buena historia sobre personajes de los que nos vamos a encariñar profundamente. Deberías hacerte con él y empezar a leer. Eso sí, te recomiendo tener los siguientes volúmenes a mano; vas a querer más cuando lo termines.
Bill Capossere escribe relatos cortos y ensayos, practica ultimate frisbee, ejerce como profesor adjunto de inglés en varios colegios de su zona y escribe reseñas de Fantasia y Ciencia Ficción en fantasyliterature.com.
Éste post forma parte de la serie ‘Firsts in Fantasy de Tor.com’, reproducido y traducido con el permiso de los autores y de la amable gente de Tor.com (Irene Gallo) y de MacMillan USA (Bridget McGovern).
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